La petición - La hora que cambia al mundo

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LA PETICIÓN: 

un acto de súplica personal

"Al pedir, simbolizamos nuestro deseo - explicó E. Stanley Janes -. Hay algunas cosas que Dios no dará hasta que las queramos suficientemente como para pedirlas." -  

La petición es aquel aspecto de la oración que elevamos para suplicarle a Dios cosas específicamente personales. Buscar sin egoísmo una bendición espiritual o material no es un acto antibíblico. Un oscuro pasaje del Antiguo Testamento ilustra este asunto. Este pasaje se halla en medio de la larga lista en que se nos dice quién "engendró" a quién, en 1 Crónicas. Sin embargo, en medio de esta genealogía más o menos _ completa (más de 500 nombres), Dios hace una· pausa para proporcionarnos un breve vistazo a uno de estos individuos, llamado Jabes.  

La Biblia dice: "E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, … y me libraras del que pidió" (1 Crónicas 4:10). Y la lista sigue.  

En la Biblia no se menciona nada más de Jabes, sino que él buscó una bendición personal de Dios, y que se le concedió su petición. Tal testimonio no se registra con respecto a ninguno de los otros en esta lista de quinientos. Jabes tuvo la suficiente osadía de pedirle a Dios una bendición. Dios no sólo honró tal petición, sino que decidió usar a Jabes como un ejemplo eterno de cómo Él anhela contestar nuestras sinceras peticiones.  

La norma de Dios  

Está bien decir que "pedir es la norma del reino". El autor de esta declaración, Charles Spurgeon, añade: "Es una regla que jamás será alterada en ningún caso. Si el Hijo real y divino de Dios no pudo ser exceptuado de la regla de pedir para tener, usted y yo no podemos esperar que se suavice la regla a nuestro favor. Dios bendeciría a Elías y enviaría lluvia sobre Israel, pero Elías tenía que pedir eso. Si el pueblo escogido había de prosperar, Samuel tenía que rogar que así fuera. Si los judíos abrían de ser librados, Daniel tenía que interceder. Dios bendeciría a Pablo, y las naciones se convertirían por medio de él; pero Pablo tenía que orar. Y él oró sin cesar; sus epístolas indican que él no esperaba nada, sino por medio de la petición."  

En el mismo sentido en que nuestra experiencia cristiana es personal, así también la oración tiene que llegar a ser muy personal. No debemos vacilar en declarar como Jabes: "[Oh, si me dieras bendición... .!" Cuando Jesús se encontró con el ciego, le preguntó: "¿Qué quieres que te haga?" (Marcos 10:51). Ciertamente nuestro Señor sabía cuál era la enfermedad que tenía el hombre, pero quería que éste la declarara.  

Esto es petición. Es la confesión de que somos impotentes en alguna cosa específica. E. M. Bounds nos recuerda: "La oración es el lenguaje del hombre que está cargado con un sentido de necesidad. El hecho de no orar no sólo es declarar que no se necesita nada, sino admitir que no nos damos cuenta de esa necesidad."  

En un sentido práctico, la petición no es la oración del hombre que abre las puertas del cielo para que se manifieste el poder de Dios. Más bien, es el hombre que abre la puerta de su corazón para recibir poder ya asignado por Dios. Expresar la importancia es la clave para abrir esa puerta, y así dar a Dios acceso a nuestra necesidad. Tenemos que definir la necesidad.  

Expresión de dependencia  

Por el hecho de que la petición es una expresión de impotencia, debe hacerse cada día en la hora de oración. Jesús nos enseñó a orar: "El pan nuestro de cada día, dánoslo hay" (Mateo 6:11; cursivas del autor).  

· E. M. Blaiklock explica que la palabra griega· que se tradujo mediante la expresión "cada día" en Mateo 6:11, casi no aparece en ninguna otra parte en ningún texto griego existente. De acuerdo a lo que dice Blaiklock, sólo aparece en un papiro documental, y sin ningún contexto en particular. Según su derivación, la palabra parece significar "del mañana", o "del día venidero". Dicho escritor llega a la siguiente conclusión. "La traducción bien pudiera ser: 'Danos hoy el pan de mañana.'"  

Sin importar cuál sea la interpretación plena de Mateo 6:11, es evidente que debernos expresar que dependemos de Cristo para· toda necesidad. La petición personal es nuestro medio de expresar esto. Durante este aspecto de la oración podernos hacer corno Job cuando "expuso" su. causa delante del Señor (Job 23:3, 4). Acudimos a Dios corno un abogado, con un argumento cuidadosamente preparado, en el cual hemos de basar nuestra causa. Tenernos una base sincera y no· egoísta para nuestras peticiones. Nuestro motivo es puro y nuestros argumentos están bien organizados. Spurgeon dijo: "Las mejores oraciones que he oído en nuestras reuniones de oración han sido aquellas que han estado más llenas de argumentos." Por supuesto, el hecho de presentar nuestros argumentos delante de Dios en la oración, no significa que estamos torciendo el brazo de Dios para obtener alguna bendición en particular.  

Dios desea que nosotros le presentemos estos argumentos, porque sólo aprenderemos los principios de la oración mediante la práctica real de ella. Esta puede ser también la razón por la cual Dios demora algunas veces la respuesta a nuestras oraciones. El anhela contestar nuestras peticiones, pero también desea enseñamos mucho más acerca de los asuntos de la verdadera guerra espiritual. Esto nos prepara para las batallas realmente serias que nos esperan.  

Claves para la petición  

Cuando hacemos peticiones personales hay varios principios que debemos recordar.  

En primer lugar, la petición debe ser específica. La oración nunca debe ser tan vaga que a los pocos minutos de haber orado, hayamos olvidado la razón por la cual oramos. Andrew Murray sugiere: "Su oración ha de ser tan definida que usted pueda decir cuando salga de la cámara de· oración: 'Sé qué cosa le he pedido al Padre, y espero la respuesta.' "  

El olvidar el propósito con que oramos, es una indicación cierta de la ausencia de deseo en nuestra oración. Cuanto más grande sea la intensidad de nuestro deseo de una bendición, más difícil será que tal deseo se borre de nuestra mente. Si no podemos recordar lo que pedimos, después de haberlo pedido, tal vez no lo necesitábamos realmente. Luego, una petición deber ser completa. Se debe pensar detenidamente en cada petición antes de hacerla. Evite usted peticiones superficiales como las siguientes: "Señor, bendíceme"; o "Señor; ayuda a los misioneros hoy." Más bien, haga definidamente cada petición. Es espiritualmente saludable tomar una necesidad y presentarla parte por parte durante la oración. Analice usted el problema desde todos los ángulos, y luego, expréselo como una petición. Cuanto más · especifica y completa sea la petición, tanto más fe genera cuando la presentamos ante Dios.  

Especialmente tenga usted cuidado de que sus peticiones - no se conviertan en sermones dirigidos hacia el cielo. D. L. Moody dijo: "Oímos muchas oraciones que sólo son exhortaciones a Dios, y si uno no viera los ojos del hombre cerrados, podría suponer que está predicando. Mucho de lo que se llama oración, no es oración en absoluto. Debe haber más petición en nuestras oraciones."  

En tercer lugar, la petición debe ser sincera. Las actitudes personales son importantes cuando se trata de la petición. Es cierto que Jesús prometió bendiciones a los que pidan, busquen y llamen, pero tenemos que esforzarnos para presentar nuestras peticiones delante de Dios con un espíritu recto. Un predicador anónimo expresó: "Debemos pedir con la humildad de un mendigo, buscar con el esmero de un siervo, y llamar con la confianza de un amigo."  

¿Cuán sinceros somos cuando buscamos una bendición específica de Dios? La oración insincera es egoísta. Andrew Murray advirtió: "Una de las principales razones de por qué la oración en la cámara íntima no produce más gozo y bendición, es que es demasiado egoísta, y el egoísmo es la muerte para la oración."  

Finalmente, la petición debe ser sencilla. Aunque ya se ha sugerido antes que debemos analizar el problema, parte por parte, nuestra manera de hacer la petición debe ser sencilla e informal. Mucho antes que un infante exprese sus sentimientos internos por medio de palabras, clama desde adentro, y expresa las necesidades con los términos más sencillos. La presentación de una petición debe ser suficientemente completa para edificar la fe, pero la expresión debe ser sencilla.  

La elocuencia no es necesaria para la oración eficaz.

La petición de un niño
 

Charles Spurgeon narró lo que le sucedió a un muchacho que se negó a dudar que Dios contestaría aun las peticiones más sencillas. Al comienzo del período escolar, el maestro de la escuela local había instado repetidamente a los niños a que fueran puntuales. Prometió castigar a cualquier niño que llegara tarde. Infortunadamente, los padres del muchacho no hacían ningún esfuerzo para ayudarlo en estos asuntos de disciplina, y un día el niño llegó considerablemente tarde a la escuela. Justamente cuando la madre salía con él por la puerta para enviarlo a la escuela, el reloj dio la hora de comenzar las clases.  

Un amigo, que estaba cerca, vio al jovencito corriendo y oyó que hacía una sencilla petición: "Querido Dios, concédeme llegar a tiempo para las clases."  

Al amigo se le ocurrió que esta vez el niño había hecho una oración que a Dios le era imposible contestar afirmativamente. En efecto, uno no puede cambiar la hora. Aun así, el amigo estaba curioso por ver lo que podría resultar.  

Fue interesante que esa misma mañana también ocurrió que el maestro de escuela, al tratar de abrir la puerta de la escuela, hizo girar la llave al contrario y la cerradura se trabó. Como no pudo abrirla, mandó a buscar al cerrajero local. Precisamente en el momento en que el cerrajero arreglaba la cerradura, llegó el muchacho.  

Aun la petición más sencilla, cuando se hace con fe, abre las puertas para los milagros. Dios se complace grandemente cuando acudimos ante su presencia dispuestos a hacerle aquellas peticiones que honran su nombre ...  

          Señor, ¡enséñame a pedir!  

         La petición: séptimo paso en la oración que cambia al mundo  

  1. Comience esta parte de la oración pidiendo al Espíritu Santo que le ayude a expresar sólo aquellos deseos que hayan de honrar de manera especial al Señor.  
  2. Haga una lista mental de las necesidades específicas que usted tiene para ese día y presente cada necesidad a Dios.  
  3. Amplíe con cuidado la petición: aparte tiempo para explicarle a Dios por qué usted desea que El le conteste esa petición.  
  4. Examine con frecuencia los motivos que usted tiene para hacer una petición. Asegúrese de que sean puros ante los ojos de Dios.  

La petición - La hora que cambia al mundo La petición - La hora que cambia al mundo Revisado por el equipo de Nexo Cristiano on diciembre 26, 2022 Rating: 5
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