Apéndice intercesión bíblica - La hora que cambia al mundo

APÉNDICE: 

Intercesión bíblica

Sabemos que es bueno orar a favor de otros, especialmente a favor de los millones de individuos que viven en los países no evangelizados. ¿Pero cómo podemos estar seguros de que nuestra oración es verdaderamente bíblica? 

La oración bíblica a favor de la evangelización del mundo se centra básicamente en cuatro aspectos. A estos aspectos podríamos llamarlos los "cuatro ruegos" de la oración que cambia al mundo. 

En primer lugar, ruegue que haya obreros para la mies. En mi oración diaria, tomo en mis manos un mapamundi de oración especialmente preparado para los intercesores interesados. El mapa fue preparado por la Cruzada Mundial de Literatura. Antes de "hacer mención" de las diversas naciones en mi oración, presento vocalmente cada uno de estos cuatro ruegos bíblicos. Primero, ruego que el Señor envíe obreros a su mies, porque Jesús puso esta súplica en primer lugar. De todo lo que Cristo enseñó en los Evangelios, sólo una vez lo hallamos hablando acerca de la solución final de todos los problemas relativos a la tarea de la evangelización del mundo. 

Habiendo presentado el cuadro de una mies inmensa, Jesús compartió con sus discípulos su plan único para recoger la cosecha: "Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies" (Mateo 9:38). 

Nada es más importante en la obra de Dios a nivel mundial, que aquellos obreros que llevan sobre sus hombros las responsabilidades de la mies. El plan de Dios se centra en las personas. Aquellos que conocen a Jesús, deben compartir este conocimiento con los que no lo conocen. Es cierto que únicamente Dios puede dar el "crecimiento" (1 Corintios 3:6); pero igualmente cierto es el hecho de que Dios no permitirá el crecimiento sin la participación del hombre. Agustín de Hipona lo expresó bien: "Sin Dios, no podemos; ¡pero sin nosotros, Dios no lo hará!” En segundo lugar, ruegue por que se abran las puertas. También es bíblico rogar que se abran las puertas para los obreros que sirven en la mies del Señor. En efecto, los obreros que pedimos hace un momento no lograrán nada si no tienen campo de labor. Aun diez mil obreros capacitados lograrían muy_ poco en un país en que las leyes prohíben totalmente la actividad evangelizadora. Casi la mitad de la población del mundo vive bajo tan injustas restricciones. Es por esta razón que Pablo les dijo a los colosenses: "Perseverad en la oración, . . . para que el Señor nos abra puerta para la palabra" (Colosenses 4:2, 3). 

El mandamiento "Perseverad" sugiere que nos dediquemos fervientemente a interceder por el ministerio. Debemos orar fervorosamente y de manera específica por los líderes de las naciones que tienen en sus manos el poder político de permitir la proyección evangelístíca y el culto en las iglesias . 

Pablo le dijo a Timoteo: "Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia" (1 Timoteo 2:1, 2). 

Pablo sabía que sólo es posible la evangelización de todas las naciones, siesos líderes permiten la difusión pacífica del Evangelio. Por eso, nos mandó orar por los que están en "eminencia". 

En tercer lugar, pida "fruto" que permanezca. Pablo deseaba grandemente que sus esfuerzos no fueran en vano. ". . .busco fruto", declaró (Filipenses 4:17). A los tesalonicenses les solicitó Pablo:"...orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada".(2 Tesalonicenses 3:1; cursivas del autor). Pablo anhelaba que nada impidiera el rápido cumplimiento de las metas que Dios le había dado. Más aún, deseaba que toda semilla espiritual plantada echara profundas raíces. 

Aparte tiempo durante la oración para presentar ante Dios a aquellos miembros del cuerpo de Cristo, que se encargan de cuidar a los nuevos convertidos. En muchas culturas, el que se convierte es rechazado tanto por la familia como por la sociedad. Sin ayuda, al nuevo creyente le parece casi imposible sobrevivir espiritualmente. 

Nuestras oraciones de intercesión pueden realmente cambiar las cosas. 

En cuarto lugar, ruegue al Señor que provea una fuerte base de sostenimiento para la extensión de la obra misionera. Antes de viajar ampliamente en ultramar, yo pasaba por alto la importancia de este ruego. Es verdad, no hay ningún versículo bíblico que diga específicamente: "Ore pidiendo que la gente provea más fondos que ayuden a terminar la tarea de la evangelización del mundo." Pero la Biblia sí hace hincapié en la importancia de enviar obreros. Por supuesto, el envío de estos obreros tiene una etiqueta donde aparece el precio. 

Pablo, después de declarar que todos los que invocan el nombre del Señor serán salvos, destacó la necesidad de obreros que comuniquen este mensaje. A los creyentes romanos les preguntó Pablo: "¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oíran sin haber quién les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? (Romanos 10:14, 15; cursivas del autor). El envío de obreros, adecuadamente equipados con todas las herramientas necesarias, puede resultar muy costoso. El Salmo 2:8 se refiere a alcanzar a los paganos de "los confines de la tierra". Después de haber pasado yo muchas horas meditando sobre los aspectos difíciles de la evangelización del mundo, y de haber viajado a lugares remotos corno la China comunista, estoy convencido de que muchos cristianos no comprenden la inmensa responsabilidad económica que supone alcanzar "los confines de la tierra". 

Por ejemplo, piense en los millares de islas que salpican los océanos del mundo. Cada una de ellas debe ser visitada por mensajeros del amor de Dios. No puede pasarse por alto ninguna de ellas. Jesús nos comisionó a ir "por todo el mundo" (Marcos 16:15). 

¿Pero cuánto cuesta y qué implica cumplir esta tarea? Indonesia es un ejemplo excelente. En población es el quinto país más poblado del mundo. Tiene 149 millones de habitantes. Indonesia se compone del extraordinario miles de islas. Después de oír este dato, una de las personas que batallan en oración declaró: "Supongo que debemos dejar de pedirle a Dios que envíe su ejército y comenzar a pedirle que envíe su armada:"  

Consideremos, además, que en muchas islas : sólo vive un puñado de habitantes. Al visitar las cadenas· de islas de Indonesia y de las Filipinas, los obreros de la Cruzada Mundial de Literatura han tenido que navegar días enteros para repartir literatura evangelística a sólo unas diez o doce familias en una sola isla. Pero mientras no lleguemos a todos, el cumplimiento de la Gran Comisión es sólo un sueño espiritual. Rogar a Dios que provea una fuerte base de sostenimiento económico para la empresa de evangelización, y formar parte de esa base, es apresurar el día de la total evangelización del mundo. 

Cómo orar por los perdidos 

Al regresar de la República Popular China, Dios les imprimió profundamente en el corazón a nuestros dirigentes la necesidad de estimular a los que batallan en oración, a orar diariamente por cierto número específico de chinos no evangelizados. Comenzamos exhortando a los intercesores a que oraran por cien chinos cada día, pidiéndole a Dios que preparara su corazón para recibir el mensaje de salvación. Se estableció una meta general de movilizar trescientos mil "guerreros" de oración, cada uno de los cuales rogaría diariamente por cien chinos, es decir, por tres mil chinos cada mes. Trescientos mil creyentes que oraran de esta manera,· alcanzarían a los novecientos millones de chinos por medio de la oración, por lo menos una vez cada treinta días”. 

Aunque millares de los que batallan en oración aceptaron inicialmente el reto, y otros millares más se unían a sus filas mensualmente, pronto surgió una pregunta: "¿Cómo he de orar por personas que nunca he conocido, cuyos nombres no sé; y sin embargo, orar por ellas inteligentemente con un propósito?" La respuesta se descubrió en la oración. 

Por el hecho de que Jesús dijo: ''Pedid, y se os dará" (Mateo 7:7), primero tenemos que creer que Cristo honrará nuestra sencilla fe cada vez que le pedimos que haga algo para preparar el corazón de los inconversos. Ya sea que estemos orando por cien chinos en particular (aunque desconocidos) que están allá en su lejana tierra, o por un familiar no salvo, debemos creer que cuando oramos, algo ocurre. 

Por supuesto, sabemos que toda persona es libre de recibir o rechazar el mensaje del amor de Cristo. Por tanto, no podemos pedir a Dios que obligue a los inconversos, .como los cien chinos en particular de que hablamos, a creer en El. En primer lugar, en el caso de la China y de muchas otras naciones no evangelizadas, la inmensa mayoría del pueblo nunca ha oído hablar de Jesús; así que es completamente imposible que crean. Fue este pensamiento lo que condujo a formular un simple plan de seis pasos para ayudar a los creyentes a interceder por aquellos' a quienes nunca han visto. 

Simplemente recordemos las palabras interrogativas, es decir, las que se utilizan para iniciar una pregunta: quién, qué, cuándo, por qué, cómo y dónde. Cuando usted ore por los inconversos, especialmente por aquellos que no conoce, pida a Dios que haga que esas personas se formulen en el corazón ciertas preguntas que habrán de dirigir sus pensamientos hacia las cosas de Dios. Esto los preparará para que se pueda sembrar en ellos la simiente del Evangelio. 

Aunque este plan se desarrolló originalmente para ayudar a los intercesores a centrar su oración en los chinos no evangelizados, se puede adaptar con bastante facilidad para usarlo por los no salvos de cualquier nación, o aun por amigos y familiares inconversos. 

¿En quién puedo confiar?  

Primeramente, ruegue usted a Dios que los inconversos se hagan la pregunta: "¿En quién puedo confiar?" Pídale a Dios que El haga que determinada persona, o cierto grupo de personas en particular, comiencen a preguntarse en quién pueden realmente confiar en la vida. Esto es especialmente apropiado para los que viven en países oprimidos. Pídale a Dios que los líderes políticos, tales -como los de alguna provincia china en particular, hagan ciertas cosas que produzcan desconfianza en toda la provincia. Cuando la gente por la cual estamos orando comienza a sentir esta profunda desconfianza, comienzan a preguntarse en quién pueden confiar. Pronto buscarán a alguien en quien puedan confiar. ¡Con el tiempo, esa búsqueda dirigirá su pensamiento hacia el cielo! 

¿Qué propósito hay en mi vida? 

A continuación, pídale a Dios que los inconversos le busquen significado a la vida. Ruegue que cada uno de ellos se pregunte en su corazón: "¿Qué propósito tiene mi vida?" Esto también hará que aquellos por quienes intercedemos piensen en la posibilidad de un poder superior. 

¿Cuándo seré verdaderamente libre?  

Luego, pida que los inconversos se pregunten: "¿Cuándo seré realmente libre?" Esta pregunta es especialmente apropiada para los que viven en países comunistas como China. Singularmente, desde un punto de vista material, los chinos están mucho mejor hoy que nunca antes, especialmente si comparamos sus actuales normas de vida con las que tenían hace treinta años. Por eso, es fácil que los chinos se sientan complacidos y no. se den cuenta de las numerosas libertades personales que han desaparecido, incluso el derecho de los cristianos a adorar con libertad o a dar a conocer el mensaje de Cristo. 

Pida a Dios que plante en esos corazones, o en el de otros inconversos por los cuales usted intercede, el anhelo de conocer la Verdad que algún día los hará libres. 

¿Por qué la gente odia la religión? 

El cuarto paso en la oración intercesora por el mundo se relaciona con la pregunta: "Por qué la gente odia la religión?" Aunque esta pregunta, corno las demás, es especialmente apropiada cuando se está orando por los inconversos de· países comunistas, fácilmente se la puede adoptar cuando se ora por todos aquellos que están sin Cristo. Ore para que los inconversos se pregunten por qué a la gente le parece necesario luchar contra el concepto de Dios, especialmente si de todas maneras no cree en Dios. 

Esta pregunta los llevará finalmente a una profunda búsqueda reflexiva, que creará serios interrogantes no resueltos dentro de ellos. Antes· que pase mucho tiempo, su deseo de saber si hay Dios aumentará con gran intensidad. 

¿Cómo puedo hacer frente a mis problemas? 

Luego, ore por que los inconversos se pregunten:_ "¿Cómo puedo hacer frente a mis problemas?" Pídale a Dios que cada vez se den más cuenta de que no pueden resolver sus problemas personales, y que necesitan buscar ayuda fuera de sí mismos. Esto también hará que busquen un Poder exterior a su persona.  

¿A dónde iré cuando muera?  

. Finalmente, pida a Dios que los inconversos se pregunten internamente: "A dónde iré cuando muera?" Cualquiera puede hacerse esta pregunta. Aun los niños pequeños hacen preguntas acerca de la muerte, especialmente cuando ven pasar un entierro u oyen que ha muerto un familiar. Cuando usted interceda por los inconversos, especialmente por aquellos de los cuales sabe muy poco, debe pedir que el corazón y la mente de ellos sientan una gran premura con respecto a su destino eterno. 

Imagínese usted que ora diariamente pidiendo que cierto grupo de chinos se haga internamente. esta pregunta: "¿A dónde iré yo cuando muera?" Luego, imagínese que aquellos por quienes usted ora, se obsesionan con esta pregunta y aun se despiertan durante la noche y reflexionan en estas cosas. 

Luego, un día, varios de estos chinos reciben un ejemplar del Evangelio según Juan, y comienzan a leer su mensaje. Imagínese la alegría que sienten cuando descubren la promesa: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna" (Juan 3:16). 

Este es el poder de la oración intercesora específica, cuando la enfocamos con compasión y con la ayuda del Espíritu Santo, en los inconversos de todo el mundo. 

Capítulo anterior:Conclusión El destino de las naciones  

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