Difícil de creer, sermones temáticos de John MacArthur - Descargables en PDF
Dificil de creer, serie de mensajes tematicos sobre el discipulado y el seguimiento a Jesús, expuestos por John MacArthur. Editados en formato PDF y de descarga gratuita y libre.
En estos cinco mensajes expuestos por el pastor John MacArthur en su congregación Grace Community Church en noviembre del 2002, titulados como: ¿Quién está avergonzado de quién?; Los componentes necesarios de la fe salvadora; El Evangelio: ¿Amor propio o aborrecimiento propio?; El Evangelio en perspectiva y El principio inicial del discipulado.
Redefinen la comprensión común del discipulado y la salvación según Jesús al enfatizar varios puntos clave que contrastan con las perspectivas modernas más populares.
En primer lugar, presenta que la relación entre salvación y discipulado como inseparables e idénticos. Según John MacArthur, seguir a Jesús y ser salvo son la misma cosa, como se indica en Lucas 9:23: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame".
Esta no es una invitación a un nivel superior de vida cristiana, sino la invitación misma a la salvación. Esto desafía la idea común en algunos círculos evangélicos que separan la creencia inicial en Jesús como Salvador de la posterior decisión de hacerlo Señor de la vida. Exponiendo que el evangelio que Jesús proclamó fue un llamado a seguirlo como Señor en obediencia sumisa desde el principio.
En segundo lugar, en sus mensajes redefine la naturaleza de la fe salvadora, destacando la necesidad de la negación personal radical. Para seguir a Jesús, uno debe "negarse a sí mismo", lo que implica despojarse de uno mismo, renunciar a la propia voluntad, deseos, esperanzas y planes para abrazar los de Cristo.
Esta negación personal se extiende a estar dispuesto a llevar la cruz diariamente, lo que en el contexto de Jesús significaba una disposición a soportar sufrimiento, persecución, rechazo y hasta la muerte por seguirlo. Esta perspectiva contrasta fuertemente con un evangelio moderno que a menudo se centra en la satisfacción de las necesidades personales y en sentirse bien con uno mismo.
En tercer lugar, va a introducir el concepto del “odio propio” (odio propio) como un componente esencial del arrepentimiento genuino. Basándose en la cuarta de las noventa y cinco tesis de Martín Lutero, MacArthur sostiene que un corazón penitente se caracteriza por el “odio propio”, esencial para entrar en el reino de Dios. Este "odio propio" implica reconocer la propia indignidad, pecaminosidad y bancarrota espiritual Esto se opone directamente al énfasis contemporáneo en la autoestima y el amor propio como valores fundamentales, incluso dentro de algunos círculos cristianos.
Citando nuevamente a Lutero "que hasta que un pecador llegue a odiarse a sí mismo, no entra en el reino de Dios."
En cuarto lugar, se establece la facilidad de la salvación, presentándola como un camino estrecho y difícil. Jesús mismo habló de la puerta estrecha y el camino angosto que conducen a la vida, por los cuales pocos entran (Mateo 7:13-14). Esto desafía la noción de una "creencia fácil" o un evangelio diluido que solo requiere una decisión momentánea sin un cambio radical de vida y una disposición a pagar el precio de seguir a Cristo. Enfatizando que convertirse en cristiano es una experiencia "violenta" en el sentido de que uno lucha contra su propio ego y deseos.
Finalmente, en su último mensaje se expone la importancia de la vergüenza en el contexto del evangelio. Jesús advierte que "Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles." (Lucas 9:26 ). Esto subraya la seriedad de la decisión de seguir a Cristo y las consecuencias eternas de avergonzarse de Él y de Su mensaje. En contraste, aquellos que ahora se avergüenzan de sí mismos tienen esperanza de salvación.
En síntesis, Dr. MacArthur nos presenta una comprensión del discipulado y la salvación según Jesús que es más exigente, centrada en Dios y contraria a la cultura del amor propio, enfatizando la necesidad de una negación personal radical, un arrepentimiento profundo que incluye “odio propio”, una disposición a sufrir por Cristo y una obediencia genuina desde el momento de la conversión. Y nos da repuesta a algunos interrogantes necesarios sobre el discipulado, el seguimiento, tomar la cruz, y la comodidad interpretativa de algunos líderes cristianos contemporáneos.
Repasemos algunos de esos interrogantes:
¿Qué significa negarse a sí mismo según las enseñanzas de Jesús?
Negarse a sí mismo, en el contexto de seguir a Jesús, implica una profunda humildad y un reconocimiento de la propia bancarrota espiritual y pecaminosidad. No se trata simplemente de renunciar a posesiones materiales, aunque esto puede ser una consecuencia, sino de negar cualquier valor o justicia inherente en uno mismo. Significa llegar al punto de odiar todo lo que uno es fuera de Cristo, reconociendo que todo "bien" humano es insuficiente ante la santidad de Dios. Es abandonar la dependencia en uno mismo, las propias ambiciones, deseos y la búsqueda de la propia gloria, para someterse completamente a la voluntad de Dios. Esta negación personal es la base del arrepentimiento genuino.
¿Qué implica tomar la cruz cada día en el seguimiento de Jesús?
Tomar la cruz cada día simboliza la disposición a sufrir por seguir a Cristo. No se refiere necesariamente a calamidades generales de la vida, sino específicamente al sufrimiento que puede surgir por identificarse con Jesús y Su evangelio. Esto incluye estar dispuesto a enfrentar el vituperio, el rechazo, la persecución e incluso la muerte por causa de Cristo. Es una actitud constante de estar preparado para renunciar a la propia comodidad, seguridad e incluso la vida misma por la fidelidad a Jesús. La cruz representa el fin del ego y la entrega total a la voluntad divina.
¿Qué significa seguir a Jesús y cuál es su relación con la obediencia?
Seguir a Jesús es un llamado a una obediencia continua y leal a Sus enseñanzas y mandamientos. No es una adhesión superficial o meramente emocional, sino un compromiso de vivir la vida de acuerdo con la voluntad de Dios revelada en Cristo. La obediencia es la manifestación práctica de la fe salvadora y el amor por Jesús. Implica ir a donde Él va, decir lo que Él dice y hacer lo que Él manda, sometiendo la propia voluntad a la Suya. La verdadera fe siempre se evidencia en la obediencia.
¿Por qué muchas iglesias hoy en día parecen no usar el verdadero poder del evangelio?
Muchas iglesias contemporáneas han adoptado un mensaje "hombre-céntrico" que prioriza la realización personal, la autoestima y la satisfacción de las necesidades terrenales, en lugar del llamado radical a la autonegación, la humildad y el arrepentimiento que caracterizan el evangelio genuino. Este enfoque diluye el verdadero poder del evangelio al no confrontar a las personas con la profundidad de su pecado y su necesidad desesperada de la gracia de Dios. Se presenta a Jesús como alguien que espera una invitación y que principalmente desea prosperidad y bienestar terrenal para sus seguidores, desviándose del mensaje bíblico que exige una entrega total y una disposición a sufrir por Él.
¿Qué les prometió Dios verdaderamente a aquellos que aceptan el evangelio?
Dios promete perdón de pecados, reconciliación con Él, la vida eterna y la entrada a Su reino eterno a aquellos que aceptan el evangelio con arrepentimiento y fe. Esta promesa no garantiza libertad de problemas o prosperidad terrenal, sino una relación transformada con Dios, paz interior que trasciende las circunstancias y la esperanza segura de una herencia eterna en Su presencia. La verdadera promesa del evangelio es la salvación del pecado y sus consecuencias eternas mediante la gracia de Dios en Jesucristo.
¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo "Sígueme"?
Cuando Jesús dijo "Sígueme", estaba haciendo un llamado a un discipulado radical que exige una completa entrega y compromiso. No era simplemente una invitación a acompañarlo físicamente, sino a abandonar la propia vida centrada en uno mismo para vivir una vida centrada en Él. Significaba priorizar a Jesús por encima de las relaciones familiares, las posesiones materiales y las propias ambiciones, estando dispuesto incluso a perder la vida por Su causa. "Sígueme" es un llamado a la negación personal, a tomar la cruz y a una obediencia continua.
¿Quién se avergüenza de quién según las enseñanzas de Jesús en Lucas 9:26?
Según Lucas 9:26, aquellos que se avergüencen de Jesús y de Sus palabras en esta vida, serán avergonzados por el Hijo del Hombre cuando Él venga en Su gloria, y en la del Padre, y de los santos ángeles. Esta vergüenza futura es el juicio divino sobre aquellos que rechazaron a Cristo y Su evangelio por temor al aislamiento, al rechazo o por amor al pecado y a sí mismos. Por otro lado, aquellos que se avergüenzan de sí mismos y de su pecado, y se acercan a Cristo con humildad y arrepentimiento, no serán avergonzados, sino perdonados y aceptados por Él.
¿Cuál es la diferencia fundamental entre el amor propio y el odio personal en relación con el evangelio?
El amor propio, entendido como una preocupación primordial por la propia autoestima, deseos y ambiciones, es fundamentalmente opuesto al espíritu del evangelio. Una persona consumida por el amor propio encuentra difícil reconocer su necesidad de un Salvador y la radicalidad del llamado a la autonegación. En contraste, el "odio personal" en el contexto del evangelio no es una aversión patológica a uno mismo, sino un profundo reconocimiento de la propia pecaminosidad e indignidad ante Dios. Este sentido de bancarrota espiritual es lo que lleva al arrepentimiento genuino y a la búsqueda desesperada de la gracia y la misericordia de Dios en Cristo. El amor propio conduce a la perdición, mientras que el odio personal, en este sentido bíblico, es el principio del camino a la salvación.
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