Poder por medio de la debilidad, por John Stott
Iglesia, Evangelio y Ministerio, por John Stott
Parte 2 de 5
Poder por medio de la debilidad
Hay una cosa que nos une en esta
conferencia y es que todos estamos comprometidos con la vida de la iglesia, no solo con
Cristo Jesús, sino también con la iglesia de
Cristo Jesús. Y la razón por la cual estamos
comprometidos con la iglesia es que Dios mismo
lo está.
El propósito de Dios no es solamente salvar
a cada uno en su individualidad y así perpetuar
nuestra soledad, el propósito de Dios es edificar
la iglesia. La iglesia es su nueva sociedad
redimida.
De modo que, ¿cuál es la mejor manera de entender el propósito de Dios para su iglesia? Creo que es leer las epístolas del Nuevo Testamento. Porque los apóstoles escribieron las epístolas para poder regular la vida de las iglesias en doctrina, en santidad, en compañerismo, en misión. Aún hay cartas que han sido dirigidas a individuos, como las epístolas a Timoteo y a Tito, pero también en ellas se mira más allá de las personas a quienes fueron dirigidas, es decir, a la vida de las iglesias que estaban detrás de ellos. Los primeros capítulos de 1 Corintios son un buen ejemplo de esto.
Antes de que vayamos al texto elegido para esta mañana; quisiera mencionar que la imagen de la iglesia que estos capítulos presentan, es extremadamente ambigua. Hay una paradoja, en este pasaje, en el corazón de la iglesia, es una tensión dolorosa, entre lo que la iglesia declara ser y lo que la iglesia parece que está haciendo. Es una tensión entre el ideal divino y la realidad, Hay dos ejemplos para mencionar en los primeros versículos de la carta.
El primer ejemplo es que la iglesia está a la vez unida y divida. Desde el comienzo de la carta, en 1 Corintios 1:2, el apóstol está escribiendo a la iglesia de Dios; Había solo una iglesia de Dios en Corinto, y hay solo una iglesia de Dios a través del mundo también en el día de hoy. Dios se dice así mismo, yo edificaré mi iglesia, tengo solo una iglesia. Sin embargo, los corintios habían tenido bastante éxito en dividir lo indivisible, porque la iglesia de Dios ya se había dividido en facciones, cada una de estas se decía deudora a uno de los apóstoles. No hay ninguna evidencia de que lo que los dividía era la doctrina. La cuestión era de personalidades, no de principios. De modo que este es el primer ejemplo de esta ambigüedad en la vida de unida, pero al mismo tiempo está dividida.
El segundo ejemplo de esta ambigüedad es
que la iglesia es a la vez santificada pero pecaminosa. Siguiendo en 1 Corintios 1:1, la iglesia se forma de aquellos que han sido santificados en Cristo Jesús, de quienes han sido apartados para pertenecer a Dios, pero al mismo tiempo somos llamados a ser santos. Se debe mostrar que precisamente somos llamados a ser santos porque no somos santos, en este sentido la iglesia de Corinto no era un ejemplo de santidad. Pablo habla de su inmoralidad, de los litigios, del mal comportamiento que tenían en la Cena del Señor. De modo que la iglesia es a la vez santificada pero pecaminosa. La iglesia cristiana es como la nación de Israel, esta era una nación santa, sin embargo, Dios les decía una y otra vez: sed santos, porque yo soy Santo.
Así que en estos estudios durante las mañanas
vamos a recordar siempre esta ambigüedad en la
vida de la iglesia: unidos y divididos, santificados
y pecaminosos.
Ahora veamos el pasaje de hoy 1 Corintios 1:17 y 1 Corintios 2:5. Me imagino que ustedes estarán de acuerdo en que es un pasaje tremendo. Le he dado este título: Poder por medio de la debilidad.
A primera vista, el pasaje enfoca el poder y en particular el poder de Dios. Fíjense en estos cinco versículos:
— El v. 17, Pablo tiene miedo de que la cruz perdiera el poder que tiene.
— Luego, en el v. 18, el mensaje de la cruz es el poder de Dios.
— En el v. 24, sobre aquellos a quienes Dios ha llamado reside el poder de Dios.
— Al llegar a 2.4, la demostración del Espíritu y el poder.
— Y en el versículo siguiente 2.5, para que la fe pueda descansar en el poder de Dios.
Notar que hay cinco referencias al poder en este texto y para tratar de encontrar la plenitud de sentido, creo que debiéramos agregar dos versículos más.
— En 2 Corintios en 4.7, donde muestra que el poder sobrenatural pertenece a Dios y no a nosotros.
Y en 2 Corintios 12:9, hay una referencia a la
debilidad para que el poder de Dios pueda
descansar sobre nosotros
Aquí hay siete referencias al poder: el poder
de Dios, el poder de Cristo, el poder del Espíritu
Santo y el poder de la cruz.
Esta concentración en el poder, nos hace un llamado inmediato a cada uno de nosotros, porque vivimos en una sociedad que adora al poder. Por supuesto que esto no es nuevo, ese deseo de poder ha sido siempre una característica humana. Es eso que ha dirigido el trabajo de Satanás. Fue eso lo que llevó a la caída de nuestros padres Adán y Eva, a ellos se les ofreció poder a cambio de la desobediencia. Hasta el día de hoy hay tres grandes ambiciones humanas y cada una de ellas es un deseo de poder.
Se busca el dinero, se busca la fama, y se busca la influencia. Cada uno de ello es un deseo pecaminoso de poder. Lo vemos en la política y en la vida pública de nuestras naciones, en las grandes corporaciones y en las industrias, en las profesiones humanas (porque la capacidad profesional de un individuo le da poder sobre los que no tiene poder); y desgraciadamente también lo vemos en la iglesia. Lo vemos en aquellas luchas eclesiásticas de alto nivel, en las disputas denominacionales, en algunas iglesias locales donde el pastor quiere mantener todos los hilos del control en su propia mano, no quiere compartirlo con los laicos y menos con los jóvenes. También lo vemos en las organizaciones para-eclesiásticas, algunas de ellas sueñan con expandirse a ser imperios multinacionales. Vemos el mismo pecado en los púlpitos. El púlpito es un lugar muy peligroso para que cualquier hijo de Adán ambicione ocuparlo.
Estos son solo ejemplos de ese deseo pecaminoso del poder. El poder es más intoxicante que el alcohol y es más adictivo que las drogas. Un político británico que vivió al final del siglo pasado, veía que la democracia estaba minada por las peleas de poder. Era un católico romano y vivió en la época del primer Concilio Vaticano, cuando en 1870 la infabilidad fue atribuida al Papa, él lo vio como una lucha de poder en el papado y dijo estas famosas palabras: “El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente.”
Hermanos y hermanas, quiero ser bien franco con ustedes, estoy muy atemorizado por ver esta hambre de poder en nuestros ámbitos evangélicos en el día de hoy, aún la búsqueda del poder del Espíritu Santo. ¿Para qué queremos recibir el poder? ¿Queremos de veras el poder para el testimonio, para ser santos, para el servicio, humildad o es realmente una ambición personal? Queremos poder para entonces lanzar nuestro ego a la estratosfera, para poder ministrar a nuestra autoimportancia, para poder extender nuestra influencia. Queremos tener poder para impresionar
a la gente, para dominar a los demás, aún para
manipularlos.
El deseo pecaminoso de poder es una cosa muy peligrosa. Algunas formas de evangelismo también llegan a ser formas de imperialismos, crean imperios humanos en lugar de crear el Reino de Dios. Hermanos, solo un imperio es cristiano y tiene que ver con su Majestad Imperial, Cristo Jesús, y para el honor de su Reino.
Así que Cristo Jesús nos advierte sobre este deseo pecaminoso de poder. Se acuerdan, lo que dijo en Marcos 10:35-45, en el mundo donde se ejercita la autoridad, los que tienen autoridad reinan sobre otras personas, ellos dominan a la gente de alrededor, pero eso es lo que pasa en el mundo, así no tiene que ser entre ustedes. Por el contrario, cualquiera que quiera ser grande entre ustedes debe ser vuestro servidor, y cualquiera que quiera ser el primero debe ser el esclavo; porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir (v.45). El no vino para tener voluntad de poder, él vino a renunciar al poder, y para darse a sí mismo en rescate por muchos.
En este punto es donde la mente cristiana y la mente secular entran en colisión, porque en la vida cristiana la insistencia está en la debilidad de la humillación. La sabiduría del mundo quiere poder y no la humildad. Nuestra sociedad está más bien afirmada en la filosofía de Nietzsche, él soñaba en este avance del superhombre, en esta clase que gobernaría. Soñó con el machismo, soñó con un superhombre. Nietzsche quería poder y despreció a Cristo Jesús por su debilidad. El ideal de Nietzsche era el superhombre. Pero cuál era el ideal de Jesús, el del pequeño niño. Aquí hay como dos imágenes: el superhombre y el niño. No se puede hacer un arreglo entre los dos, hay que elegir.
Sé que hice una introducción un poco larga, pero quería fijar las pautas para mostrar de cómo el cristiano está en contra del mundo contemporáneo. Ahora volvemos a nuestro pasaje de 1 Corintios.
El tema central de I Corintios no es el poder, como uno podría pensar a primera vista: es el poder a través de la debilidad. El poder divino que se expresa a través de la debilidad humana. El apóstol da tres ejemplos de este principio, que aparecen una y otra vez a través de toda esta correspondencia a los corintios.
El primero, en 1 Corintios 1:17-25, vemos el poder por medio de la debilidad en el evangelio mismo. El segundo, en 1:26-31, aquí vemos el poder por medio de la debilidad en aquellos que recibieron el Evangelio, porque Dios elige las cosas débiles de este mundo para desafiar a las cosas fuertes. El tercer ejemplo, en 1 Corintios 2:1-5 donde hay poder en la debilidad en los predicadores del Evangelio, porque Pablo dice que fue a ellos en debilidad.
Así que consideremos estos tres elementos,
primero el Evangelio mismo, segundo los recipientes
del Evangelio y tercero, los predicadores del
Evangelio. Los tres elementos ilustran el mismo
principio, el poder por medio de la debilidad. La
debilidad humana es el terreno en el cual Dios
manifiesta su poder.
I. Poder por medio de la debilidad en el Evangelio mismo. 1 Corintios 1:17-25.
En este pasaje el apóstol repite la misma tesis dos veces. Primero en los vv. 17 al 21, y de nuevo del 22 al 25. En ambos párrafos se comienza con una referencia a la cruz. La perspectiva de la gente sobre la cruz varía. En los versículos 18 al 21, vemos que el mensaje del Evangelio es una tontería para aquellos que se pierden, pero para nosotros es poder de Dios. Luego dice lo mismo en los vv.22 al 25, hay una sabiduría en la tontería de la cruz y hay poder en la debilidad de la cruz.
Pablo habla de los judíos: griegos y cristianos, y como nuestras perspectivas se difieren. En el v. señales, milagros, obras de poder. Ellos querían un Mesías político, pensaban que arrojaría las legiones romanas en el mar Mediterráneo. El Mesías restablecería la perdida soberanía de Israel. De modo que cualquier revolucionario que reclamara para sí, ser el Mesías, se le desafiaba que produzca la evidencia, especialmente signos de poder, signos que darían credibilidad a ese reclamo mesiánico. Por eso le decían a Jesús: ¿qué señal, pues haces tú para que veamos y te creamos? (Juan 6:30). De modo que los judíos pedían señales.
Los griegos demandaban sabiduría. Grecia ya había tenido una larga tradición de brillantes intelectuales. Los griegos creían en la autonomía de la mente humana, escuchaba con muchas ganas cualquier nueva especulación que andaba por ahí..
De modo que los judíos demandaban señal, pero los griegos querían sabiduría, en cambio, nosotros predicamos a Cristo crucificado. Para los judíos, la cruz es una piedra de tropiezo. Les quiero recordar que estaban buscando poder, ¿qué les ofrece Jesús a cambio? Les ofrece un patético y débil crucificado, era un insulto para la nación. ¿Cómo podía ser que el Mesías terminara su vida bajo la maldición de su propia gente? ¿Cómo podría ser que terminara su vida bajo la condenación de Dios en una cruz? ¡No era posible! La cruz era una piedra de tropiezo absoluta para aquellos que adoraban el poder. La cruz es la esencia de la debilidad
Y para los griegos la cruz era una locura. La
crucifixión no era solo una ejecución en público
sino también una humillación pública, reservada
para los esclavos y para los cnrmnales, Nunca
jamás se crucificó a ningún ciudadano romano.
Para los griegos y para los romanos era
inconcebible que el mismo Hijo de Dios munera
en una cruz. El gran orador Cicerón dijo que los
ciudadanos romanos nunca jamás escucharían
de la cruz, ni siquiera la mirarían, m se
imaginarían; era totalmente horrendo para él.
De modo que esa era la reacción de los
judíos y de los griegos. Pero para aquellos a
quienes Dios ha llamado, es decir a los cristianos
ya sean judíos o gentiles, Cristo crucificado es
el poder y la sabiduría de Dios (v.25). La locura
de Dios es más sabia que la sabiduría humana,
y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza
humana.
Este texto completo es muy relevante para el día de hoy. Por supuesto que ya no hay judíos del primer siglo viviendo hoy, ni tampoco los hay griegos, pero hay muchos representantes contemporáneos de estos. La cruz es hasta el día de hoy una piedra de tropiezo para aquellos que adoran al poder, para aquellos que confían en que son capaces de salvarse a sí mismos. Como los judíos en la época antigua ellos quieren seguir estableciendo su propia justificación, se imaginan que pueden poner a Dios en apuros y que ellos pueden persuadir a Dios que los acepte en su Reino justamente porque ellos son justos. Pero la auto-salvación es una fantasía total.
Aquellos que piensan que salvarse a sí
mismos consideran a la cruz como una piedra de
tropiezo, porque los humilla, porque les dice
que no se pueden salvar a sí mismo ni siquiera
pueden hacer una pequeña contribución para
su propia salvación. Les dice que están
perdidos, que se están perdiendo y que la
salvación solamente por la gracia de Dios.
Les doy un ejemplo contemporáneo: Uno de los profesores de Oxford, que era un exponente del positivismo lógico, murió hace unos seis años, era un fuerte anticristiano, y sarcástico para el cristianismo cuando daba conferencias. Él escribió un libro llamado Lógica. Cito algo del libro: "Entre todas las religiones históricas del mundo hay buenas razones para considerar al cristianismo la peor de todas. ¿Por qué? Porque descansa sobre dos doctrinas: el pecado original y la salvación vicaria de Cristo, las cuales son intelectualmente contestables y moralmente fuera de todo sentido" De modo que para este autor la cruz era una piedra de tropiezo y también era una tontería.
Dios elige las cosas débiles de este mundo para desafiar las cosas fuertes
Pero todavía para aquellos a quienes Dios ama, la cruz es el poder y la sabiduría de Dios. Es el poder de Dios porque salva a los pecadores y también es la sabiduría de Dios, porque a través de la cruz Dios no solo soluciona nuestro problema pecaminoso, sino porque a través de la cruz solucionó su propio problema. Nosotros tenemos la libertad de hablar de este problema de Dios. Por un lado, Dios odia el pecado y debe castigarlo, por el otro, él nos ama y no puede soportar, vernos sufrir aquello que nosotros merecemos. Entonces cómo puede Dios expresar su justicia en castigar el pecado sin frustrar su amor para con nosotros. O cómo puede El expresar su amor para con nosotros, en perdonar a los pecadores sin poner en peligro su justicia. ¿Cómo puede Dios ser al mismo tiempo un Dios justo y salvador? Ese era el problema en la mente de Dios y su respuesta para su propio problema fue, la cruz. En la cruz el castigo del pecado fue pagado y la salvación se ofrece a todos los que crean. Así que en la cruz vemos la sabiduría de Dios, además de ver el poder de Dios y su salvación. Es la sabiduría de Dios en la tontería de la cruz, y su poder en la debilidad de la cruz.
II. Poder por medio de la debilidad en los
convertidos.
1 Corintios 1:26-31
El apóstol ha estado desafiando a los corintios a que piensen sobre la debilidad del Evangelio, y ahora los invita a que reflexionen sobre sí mismos su propia debilidad. Por qué tanto el Evangelio como los creyentes ilustran el mismo principio, es decir, el poder que se consigue a través de la debilidad.
1. La situación en Corinto (vv.26-28).
Esta era la situación que se presentaba, no muchos eran sabios según los estándares humanos, ni había mucha gente poderosa y con influencias. Por el contrario, la realidad era lo opuesto. ¿Quiénes eran las personas a las que Dios llamó a ser miembros de la iglesia de Corinto? Notar lo que dice en los vv. 27-28: "sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo, y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es" Aquí está tratando de nuevo el mismo tema. Es la sabiduría a través de la tontería, el poder a través de la debilidad.
2. El propósito de la debilidad (v. 29).
El propósito es que nadie pueda glorificarse a
sí mismo en la presencia de Dios, que es otra
manera de decir auto-salvación. Porque el crédito
de la salvación corresponde solamente a Dios, y
esto se los explica en el v. 30.
Porque es a partir de Dios que nosotros estamos en Cristo Jesús. Es Dios el que nos unificó con Cristo y para nosotros Cristo Jesús ha llegado a ser la sabiduría y el poder de Dios. Es decir, nuestra justificación, nuestra santificación, y nuestra redención, este último término aquí significa la redención de nuestros cuerpos, es decir, nuestra glorificación. Estas tres se deben a la gracia de Dios, a su sabiduría y a su poder mostrados en la cruz. "Por lo tanto, (dice el v. 31), como está escrito, el que se gloría gloríese en el Señor". Toda gloria humana se elimina en la cruz.
Es evidente, al leer esta sección, que los convertidos en Corinto, habían venido de los estratos más bajos de la sociedad. No había muchos influyentes de la ciudad, tampoco de los intelectuales ni de la aristocracia, más bien eran los poco educados, los pobres y quizás muchos esclavos. Pero el Evangelio los tocó, los salvó y los cambió; lo cual es un tremendo ejemplo del poder que se consigue en la debilidad.
3. La situación actual.
Pablo no está diciendo que Dios nunca salva a los que son inteligentes, o que Dios no salva a los ricos o a los influyentes, Saulo de Tarso lo era y también Lucas nos dice en Hechos que Crispo se convirtió, era el dirigente de la sinagoga judía en Corinto. También al final de la carta a los Romanos, que como ustedes saben fue escrita desde Corinto, Pablo manda saludar a Gayo que tenía dinero suficiente como para hospedar a toda la iglesia. También le manda saludos a Erasto, que era el director de obras públicas de la ciudad. Así que no debemos sacar como conclusión de este pasaje, que es equivocado llevar el Evangelio a los estudiantes, o a los graduados de las universidades, o a los profesionales, o a los ricos. Pablo no dice que ninguno de los sabios fue elegido, dice no muchos", porque la mayoría de los convertidos eran de los extractos más bajos.
Entonces, ¿qué es lo que enfatiza Pablo? Es que el poder de Dios opera solo en la salvación de los débiles, de modo que si el fuerte quiere ser salvo tiene que reconocer su debilidad. De otra manera, la gracia no le alcanza. Es lo que enseñó justamente Jesús a través de los niños. Él dijo: "el Reino de Dios pertenece a los niños, la única gente dentro del Reino son los niños pequeñitos, así que si ustedes los adultos quieren entrar en el Reino tienen que hacerse como niños pequeñitos (Mateo 18:3), o si no van a entrar nunca en el Reino de Dios. Así que lo mismo con los débiles, si los fuertes quieren ser salvos tienen que reconocer su debilidad, es decir, que no pueden salvarse a sí mismos.
Quisiera citar a Lutero que dijo: "solo el prisionero será liberado, solo el pobre llegará a ser rico, solo el débil llegará a ser fuerte, solo los humildes son exaltados, solo los vacíos son llenos y solo la nada puede llegar a ser algo"
De modo que este es el segundo ejemplo de este principio, el poder a través de la debilidad. Lo vemos en el Evangelio, lo vemos en aquellos que recibieron el Evangelio, y ahora en los predicadores del Evangelio.
III. Poder por medio de la debilidad en los
evangelistas.
1 Corintios 2:1-5
No solo los convertidos son débiles y temblorosos, el apóstol dice que él mismo lo era. Todos nosotros, honramos el nombre de Hudson de la misión a la China, una vez dijo esto: “Todos los gigantes de Dios alguna vez fueron gente débil”
De modo que, ¿cómo comprenden la debilidad del apóstol Pablo? Él se contrasta a sí mismo con a ellos los falsos apóstoles, los llama a ellos los superapóstoles, ellos eran fuertes, ellos confiaban en sus propias habilidades y entendimientos. Ellos se glorificaban a sí mismos de su poder y de su autoridad, pero Pablo era diferente, él hizo una renuncia doble. Por un lado, renunció a la filosofía humana y por otro renunció a la oratoria griega. En el lugar de la filosofía, lo que él llama la sabiduría de este mundo que resulta en nada si no tiene a Cristo y a este crucificado (v.2). Y en el lugar de la retórica, es decir, la oratoria griega, escribió el v. 3: "Vine a vosotros con debilidad y con mucho temblor y temor". En otra traducción se podría decir, estaba más bien medio nervioso y un poco tembloroso. En esta nerviosidad del apóstol, él busca la demostración del poder y del Espíritu del Señor.
Pero nosotros, hoy en día, ¿estamos un poco nerviosos y temblorosos? Tal vez esa no sería una descripción ajustada de muchos predicadores evangélicos en el día de hoy. Las clases de homilética en el seminario, les enseña a los estudiantes nerviosos a tener confianza en sí mismos. Imagínense que el apóstol Pablo se inscribiera en alguno de nuestros seminarios, y cuando los juzgaríamos a él en las clases diríamos que es un estudiante que no promete mucho. Aparentemente, debía que ser un cristiano maduro, pero lo íbamos a rechazar porque era muy nervioso y temeroso, ¿no sabés lo que es ser lleno el Espíritu Santo? Tienes que ser fuerte, confiado en ti mismo y maduro.
Pero Pablo tenía una opinión diferente, él no tenía temor de admitir que tenía miedo. Por supuesto que tenía un Intelecto tremendo, una personalidad poderosa, pero era muy débil físicamente y muy vulnerable emocionalmente. La tradición también nos dice que no tenía muy buen aspecto, era más bien chiquito y feo, era pelado, medio chueco, y tenía unas pestañas muy gruesas. La tradición dice que era muy feo. Los críticos decían que su presencia era muy débil, que lo que hablaba no era muy atractivo, así que no daba como para mirarlo mucho, ni tampoco escucharlo.
Así que hace Pablo en su debilidad humana, Confía en el poder de Dios. Lo dice literalmente en el versículo 4: “Con demostración del Espíritu y del poder”. Eso quiere decir, una demostración del poder del Espíritu. A qué se refiere aquí con poder, no hay ninguna evidencia de que se refiera a milagros, más bien pareciera que se está refiriendo a la conversión de los corintios. Porque cada conversión representa el poder del encuentro, entre Cristo y Satanás, entre el Cordero y el dragón, en la cual se demuestra el poder superior de Cristo. De modo que el Espíritu Santo toma nuestras palabras, que se hablan en debilidad humana y las lleva hasta el lugar del que escucha con poder. Apela al corazón, a la voluntad, de tal manera que la persona ve y cree, solamente el Espíritu Santo puede hacer eso.
No quisiera ser malinterpretado. Esta no es una invitación a negar nuestras personalidades. No quiere decir que tengamos que aparentar que somos débiles,
cuando no lo somos. Tampoco nos invita a cultivar una debilidad impostada
No es para renunciar a los argumentos en nuestra predicación. Entonces ¿qué es? Es un
reconocimiento honesto de que nosotros, como predicadores, por nosotros mismos no podemos salvar las almas. Todos los argumentos y toda la retórica del mundo no sirve para nada, solo el poder de Dios puede dar vista a los ciegos y vida a los muertos, y lo hace a través del Evangelio de Cristo crucificado, cuando es predicado por el poder del Espíritu Santo. De modo que en cada uno de esos encuentros poderosos, el poder está en la cruz y en el Espíritu.
Participación de Dr. René Padilla
Quisiera hacer referencia a que el tema del poder no es privativo de nuestra cultura. Ya en el siglo XVI Lutero temía que en cada iglesia se erigiera un Papa. Me pregunto si el problema más grande de muchas iglesias no es precisamente eso. No hay pastores siervos, hay pastores Papas. Una de las necesidades más urgentes en el mundo evangélico es una teología del poder, pero una teología que toma en serio la enseñanza de esta exposición del Dr. Stott. El poder de Dios se manifiesta por medio de la debilidad humana. Necesitamos una revisión total de nuestro concepto del poder y del uso del poder. ¿Para qué se usa el poder en la sociedad? Para manipular, para dominar, para el engrandecimiento propio, para la perpetuación de ciertos privilegios, para lograr objetivos totalmente ajenos al bien común. La iglesia está llamada a ser una contracultura cristiana. Una comunidad que nade contra la corriente y uno de los aspectos de la vida de la iglesia en que debe mostrarse la radical diferencia con el mundo es, en esto, el concepto del poder y el uso del poder.
El problema fundamental en Corinto era que se había reemplazado la teología de la cruz por un falso triunfalismo que excluía la cruz. Estoy de acuerdo con Gordon Fee en su comentario de I Corintios, que dice: "Lo que estaba en juego era la naturaleza del Evangelio, la naturaleza de la Iglesia y la autoridad apostólica". Claro que en los primeros versículos menciona el asunto de los dones. Dice que da gracias a Dios porque él ha dotado a su iglesia de una amplia variedad de dones, pero esos dones se habían constituido en motivo de orgullo. Entonces Pablo habla sobre ese problema a lo largo de toda su carta. Aun los dones espirituales, aun las capacidades más hermosas que Dios nos da para servirle, pueden constituirse en base de la destrucción de la iglesia, cuando no se colocan al servicio de la comunidad bajo la soberanía de Jesucristo. Dones que pueden resultar nocivos para la edificación de la iglesia, porque no hay una apropiada comprensión que el poder de Dios se manifiesta en la debilidad humana.
Para mí la causa de la división en las denominaciones y en las iglesias se debe a eso, el mal uso que hace de lo que Dios nos da para su servicio.
Termino haciendo simplemente esta sugerencia. Una y otra vez, hoy tenemos que evaluar todo lo que hacemos, pero especialmente en aquello que hacemos en nombre de Dios. ¿Cuál es la motivación? Ciertamente, necesitamos que Dios purifique nuestras motivaciones. La gran pregunta que debemos hacer cada vez: ¿Está Cristo crucificado en el corazón mismo de nuestro ministerio, de nuestra vida y de nuestra iglesia?
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Poder por medio de la debilidad, por John Stott
Revisado por el equipo de Nexo Cristiano
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junio 02, 2024
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